NO ME HAGAN ENOJAR

 
Por un día, por el amor de dios, porque lo digo yo soy que su padre.
¿Será mucho pedirles que no me hagan enojar, MJ y David?
Y no me refiero a pasarse horas jugando Nintendo, matando a Noobmaster69 en un interminable juego que marea más que el puto Bacardi blanco y al cuál no se le puede poner pausa. O sea.
Tampoco me refiero a poner el 7 luego del 4, cuando llevamos haciendo las series numéricas todo el santo día. A ver otra vez, desde el principio.
No, no me enojo de verdad cuando me retan, me gritan, y con una actitud que bien vale que les ponga la boca del otro lado de la cara, me hacen ponerme firme. Bien hecho señores, evitamos un desastre.
Y créanme que no me enojo cuando se les sale una mala palabra, aunque una parte de mí prefiere no tener que ir a explicarle a la miss que, como dijo Gestas: "¿qué chingaderas son estas?".
Finalmente, no me enojan las tablas de multiplicar (MJ, ¿cuánto es 7 x 8?), ni que no quieran tender su cama todos los días (perdón McRaven, cambiaremos la vida y el mundo con las sábanas hechas bola).
Me refiero a que de verdad no me hagan enojar.
No vayan estresados por la vida, pensando que todo lo que les enseñan, incluyendo a su padre, es realidad.
No limiten su conocimiento a una calificación, a una escuela, a una carrera. Nunca apaguen esa pinche curiosidad que me lleva a preguntarles "¿por qué eres tan preguntón?".
No dejen que nunca les digan que ser ustedes es "no ser educados", "ser penosos", "ser cobardes". Que, para todas esas cosas, ya tenemos MTV y el Canal del Congreso. ¡A tomar!
No se limiten, no se conformen, pero tampoco sean infelices buscando siempre más. Encuentren quién deben de ser y hagan lo que sea para serlo y mantenerlo. Incluyendo contradecir a papá.
No hagan el mal, y no dejen que nadie les haga el mal. El mundo es un lugar más cabrón que el tráfico de Periférico a media tarde, con todos cansados. (Y miren que no es poca cosa).
Y por el amor de dios, no cometan el error de pensar que me voy a enojar antes de buscar mi apoyo. Siempre, pase lo que pase, tendrán un aliado, contra todo, por ustedes.
No me hagan enojar: sean felices. Hagan de su felicidad su bandera, religión y equipo.
 
Mientras tanto, voy a seguir haciendo como que me enojo cuando dejan el vaso con leche en el piso y, ya lo tiré mientras pasaba, ¿quién lo dejó aquí? Lo único que les pido es que recojan sus cosas. No les pido que trabajen, ni que limpien la casa entera. ¿Es mucho pedirles que cuando acaben lleven su pinche vaso a la cocina? ¿En serio?
Ustedes hagan como les da mucho miedo cuando levanto mi voz y saco mi pecho, hagan lo que les pido y prometan que no va a volver a pasar.
Y luego, repitámoslo todos los días, que estar así, aquí, con ustedes, vale más que todo el oro que imaginan.
 
Los amo con la vida. ¡No me hagan enojar!
(No le digan a mamá lo de las groserías).
 
Papá
 
PD Viejo, Por cada vez que te haya hecho enojar, de verdad enojar, perdóname. Te amo.

1 comentario:

  1. Excelente reflexión David, y que no nos hagan enojar entonces. Saludos

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