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CARTA DE UN PAPÁ A SUS HIJOS
Por: David Mejía
Carta a los nombres sin vocales.
MJ. Jr.
Hay padres que todos los días se juegan la vida por los “locos bajitos” de Serrat.
Otros están siempre presentes. Peinados, perfumados y con la cole al corriente.
Y hay otros que no están, que ni el adjetivo merecen.
Pero, el de ustedes, my dears, ¿en qué renglón estará?
Foremost, tiene la fortuna de su madre. Y, miren, que no es poca cosa.
Sin ella, tendría que ser el padre ejemplar, que no falta a un bailable y se habla de “si we” con los otros papás de la escuela.
Pero a cambio de no ser ese, les regalo lo que soy.
Les ofrezco mi savoir faire para sus ocasiones especiales.
Les regalo el “no me joda’ chamo” que aprendí.
Les enseño a preguntar: ¿Où est ma mère? ¿Me prestas un “varito”? ¿Le encargo una más y la cuenta?
Les canto a pulmón “La noche de mi mal”, “Majo, Gordo? Yes papa? Eating sugar? No papa” y “two four six oh one!”
Les guío a andar en “bicla” y a gritarle al monitor “¡No! ¡Estamos en la B!”
Les respondo que si no hay Dios, lo debería de haber.
Les recuerdo que si hay que hinchar por alguien, que sea por el Necaxa.
Les admiro con la vida, y les debo gran parte de lo que soy.
Es un honor poderlos ver a lo lejos, bailando, brincando, gritando. Darles un dulce de desayuno (no le digan a mamá). Abrazarles el alma.
Los amo.
Atte.
Papá
PD Si tu nombre tiene una vocal, y has leído hasta aquí, ve y abraza a tu padre. A través del teléfono, del pinche face, en vivo y a todo color o con una oración.
Trust me, lo quiere. Lo necesita.
PD2 Viejo, atrás del fanfarrón que escribe, está el niño que abraza a su papá mientras escucha a Perales. Quiero parecerme más a ti. Te amo. Gracias por tanto.
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