Zapatos cómodos y a la moda para mamás

Los zapatos siempre han tenido un lugar importante en mi vida. Creo que elegir el zapato correcto puede elevar un outfit sencillo a espectacular. 

Recuerdo que en mi época de preparatoria usaba solo tenis y de vez en cuando le tomaba prestados los zapatos a mi mamá. Cuando entré a la universidad comenzó mi amor por los tacones y mi colección de zapatos creció y se hizo más variada.

Ahora que soy mamá, me resulta imposible correr tras mis hijos en tacones. Necesito zapatos cómodos sin dejar de lado el estilo.

Dentro de mi selección, he encontrado en los modelos de zapaterías Flexi la comodidad ( sin dejar de lado el estilo) que busco para mí día a día, e investigando he encontrado que no es casualidad, pues traen un background de tecnología, materiales y diseño súper.

Me gusta darle protagonismo a mis zapatos, para que mi “uniforme” de mamá no se vea siempre igual. Por eso al elegirlos presto mucha atención a los detalles, colores y sobre todo a la calidad y que sean zapatos ligeros, porque necesito que sean duraderos y se adapten a mi estilo de vida.

¿Qué zapatos no deben faltar en mi closet?

Tenis

Estoy obsesionada con los blancos, porque combinan con todo. Pero de vez en cuando me gustan con un poco de color o metalizados.

Y no estoy hablando de tenis deportivos que también tengo un par, para cuando sale mi lado fit. Pueden ser más formales, que le den ese toque de estilo a mi outfit.

Botines

Durante la temporada de frío son mis favoritos, mantienen mis pies calientitos y a la moda. Mis favoritos son planos o con un tacón muy bajo pero ancho. 

Me encanta usarlos con pantalones ajustados y doblados arriba del tobillo, el mostrar un poco de piel entre el zapato y el pantalón da la ilusión de pierna más larga, que por mi estatura me viene bastante bien.

Balerinas o zapatos planos

Lo más cómodo para mí son los zapatos planos, hasta cuando llego a usar tacones procuro traer un par de balerinas en la bolsa por si me canso o para manejar. 

Tacones

Usar tacones para mí es un lujo. Los he convertido en ese accesorio de ocasiones especiales, cuando quiero verme formal: cuando tengo citas de trabajo o cita romántica con mi marido. 

Y aunque los uso pocas veces, no pueden faltar.