Hace un año MJ inició sus clases de natación y ha sido increíble ver su progreso. El que me ha causado un poco de ansiedad es el pequeño David: ya no para y quiere ir al ritmo de los niños grandes. Iba corriendo por toda la casa, subía y bajaba escaleras, abría puertas y jugaba muy cerca de la piscina.
Amé la casa en la que nos quedamos. La encontramos en Airbnb, dentro de su colección para familias, la categoría de alojamientos ideales para viajar en familia. Las casas de esta sección cuentan con todas las amenidades: cocina, televisión, wifi, además de ser seguras para los niños. Yo no había usado Airbnb antes, así que lo primero que hice fue descargar la app (que adictiva que es, por cierto) y darme de alta. Después de esta experiencia, ya tenemos en la mira uno que otro alojamiento que he encontrado con el filtro para familias.
Por un costo extra dos señoras súper amables nos preparaban el desayuno y la comida, así, nosotros no teníamos que ocuparnos de nada más que de decirles lo que queríamos y llevarles los ingredientes. Los alimentos quedaban deliciosos, la cocina estaba muy completa, incluyendo olla express y juego de té. Siendo sincera, es lo que más extraño, que fácil es acostumbrarse a que lo consientan a uno.
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